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El descanso como una deuda más

Además de sentir que ni habiendo dormido bien, ni de vacaciones, ni con una siesta se descansa, hoy el descanso parece haberse sumado a la lista interminable de deberes morales cotidianos.

Ejercitarme.
Cocinar.
Comer saludable.
Ser un adulto funcional.
Ser el empleado del mes.
Ahorrar, pero también disfrutar del sueldo.
Ser hijo, madre, padre, amigo, pareja.
Seguir mis pasiones y no olvidarlas.

Y, como si fuera poco, el deber de hacer espacio para descansar y disfrutarlo plenamente.

La búsqueda de bienestar, en lugar de operar como alivio, parece estar funcionando cada vez más como reproche: una exigencia constante, lista para medirnos y compararnos. Con una mirada policiaca internalizada, nos preguntamos si hoy sí dejamos tiempo para descansar, si lo hicimos “bien”, si fue suficiente.

La autocensura, (y la vergüenza) de admitir que seguimos cansados incluso después de dormir bien, después de un día libre o después de las vacaciones, moraliza nuestra sinceridad y nos empuja a proteger y sostener el secreto del cansancio colectivo.

¿Cómo puede ser esto posible?


¿Por qué, si hoy más que nunca tenemos acceso a videos, tutoriales y discursos sobre cómo cuidarnos, cómo comer mejor, cómo dormir mejor, cómo sentirnos más libres o más jóvenes, nos sentimos cada vez más cansados y siempre cansados?

Tal vez, para empezar, sea necesario admitir algo: estamos cansados. Y que dormir más o irnos de vacaciones (aunque necesario e irrenunciable) está viéndose ridículamente corto en relación al malestar que sentimos. Esa insuficiencia, ese cuerpo que se pronuncia a pesar de una racionalidad que intenta censurarlo, señala que hay una conversación que no puede ser callada ni con sueño, ni con ocio, ni con descanso.

El cansancio persiste y regresa tras un cuerpo aliviado por el ocio, el sueño, el entretenimiento porque hay algo que tiene para decir y no ha encontrado el camino hasta nosotros.

Hay una conversación pendiente. Tal vez, para empezar, la pregunta no sea qué más hacer para descansar mejor, de esto ya tenemos un instructivo sin fin en tutoriales y libros.

Propongo preguntar hoy ¿Qué dice mi cansancio tras haber descansado?

¿Qué secreto guarda, teme, sostiene?